Alimentos que no debes comer en cuarentena (y cómo afectan tu salud)
Para estar sanos debemos mantener una alimentación balanceada. Evitando los excesos y consumiendo alimentos que aporten a nuestro organismo los nutrientes que necesita. Nuestra salud mental y física depende en gran medida de lo que consumimos. Una buena alimentación refuerza nuestro sistema inmune, el mismo que nos protege de enfermedades como el coronavirus.
La nutrióloga y obesóloga Girsy Moreta recomienda cinco alimentos para mantenernos sanos y listos para que nuestro organismo se defienda de cualquier virus mientras estemos en cuarentena, pero al mismo tiempo advierte de un grupo de alimentos que debemos evitar, tanto mientras estamos en confinamiento como cuando salgamos de él.
5 alimentos que no puedes dejar de comer en cuarentena (y sus múltiples beneficios)
1. Embutidos y productos en salazón: estos alimentos, según la doctora, se caracterizan por ser carnes procesadas, curadas y conservadas en salazón. “Por lo general, solemos consumirlos porque resultan prácticos, pero ojo con esto, no resultan del todo una alternativa saludable debido a que son ricos en sodio y esto puede traer como resultado la retención de líquido (hinchazón), además son ricos en grasas saturadas que son promotoras del aumento de colesterol LDL (colesterol malo) aumentando así el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares como la arterioesclerosis. Razones por las que recomendamos su consumo con moderación, y prefiriendo aquellas versiones bajas en sodio”.
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2. Bebidas azucaradas: la nutrióloga explica que en este renglón se encuentran los refrescos, las bebidas de cola, los jugos, ya sean procesados o naturales, los zumos y en muchos casos las bebidas deportivas con un alto contenido de azucares añadidos, por enzima de los valores establecidos por la OMS (organización mundial para la salud) que recomienda un consumo diario de azúcar que no supere el 5%, equivalente a unos 25 gramos de azúcar en la ingesta diaria, razón por la que siempre recomendaremos la ingesta de agua, infusiones (te fríos sin azúcar añadidos) y también el consumo de frutas las cuales tiene un alto contenido de agua en su composición para mantenernos hidratados y refrescarnos de las altas temperaturas de estos días.
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3. Los aderezos comerciales: suelen ser utilizados para realzar el sabor de las ensaladas, pero debemos consumir con moderación. La obesóloga asegura que la mayoría de estos, al igual que las salsas comerciales, están plagadas en su mayoría por un alto contenido de sodio y grasas no saludables como el aceite de palma, azucares y harinas refinadas. Una alternativa es acudir a las versiones más saludables que se encuentren en el mercado, baja en sal o a base de grasas insaturadas con el aceite de aguacate o de oliva, o la opción casera básica (aceite de oliva, vinagre o limón, sal y pimienta).
4. Los cereales de caja o industrializados: consumidos en demasía, y proclamados la mayoría de las veces como saludables, lamentablemente los consideramos como pseudosaludables. Al leer el etiquetado nutricional, su contenido de azucares es elevado y discrepa muchas veces de lo que dicen en la portada. Muchas veces tienen hasta 20 o 23 gramos de azúcar por ración superando los 25 gramos de azúcar recomendados en la ingesta diaria, a pesar de ser algunos altos en fibra, muchas veces suelen provocar hinchazón por su alto contenido de sodio. Si quieres consumirlos, elige cereales integrales como la avena integral, pan integral o la quinoa.
5. Barras energéticas: otro alimento que por años nos lo han vendido como alternativas saludables, para meriendas y en regímenes dietéticos. En su mayoría su contenido de fibra es bajo, las concentraciones de azúcar suelen ser altamente elevadas por su contenido de jarabe de maíz, alto en fructosa o la miel de abeja que en el organismo se comporta igual que el azúcar elevando los niveles de glucosa y por consiguiente de insulina plasmática, predisponiendo con su consumo excesivo el acumulo de grasa abdominal y visceral así como enfermedades metabólicas como la diabetes, la cual guarda una estrecha relación con el consumo elevado de azúcares simples.
Fuente: diariolibre.com